martes, 24 de junio de 2014

¿Te formarías como cerrajero?

Cada uno es experto en lo que es experto y se ha formado para lo que se ha formado. Pero eso explicádselo vosotros a mi mujer, porque a mí, nada, que no me entiende. O mejor dicho: no quiere entenderme. Normalmente, ya en el colegio uno empieza a apuntar maneras y a decir qué le gustaría ser de mayor. Luego vamos creciendo y elegimos una u otra senda para nuestra formación profesional. Yo, que para todo fui un niño precoz, con cinco años ya tenía muy clarito que quería ser banquero. Cuando me padre me llevaba de la mano a ingresar dinero a su Caja de Ahorros, yo me quedaba fascinado con aquel lugar y juraba y perjuraba que yo cuando fuera grande quería trabajar en un banco. Mis amiguitos del Colegio soñaban con ser policías, bomberos y futbolistas. Yo con ser banquero. Los billetes ejercían sobre mí una atracción magnética. Así que orienté mi formación al sector financiero. Me licencié en Económicas y Administración de Empresas e hice un Master sobre productos bancarios. A los 25 años ya conseguí mi primer puesto de trabajo en uno de los bancos más importantes del país. Mi mujer, en cambio, no quiso estudiar una carrera. En el colegio la llamaban la señorita Pepis, y en su línea, estudió un módulo profesional de peluquería y maquillaje. Ahora tiene una peluquería en el centro que funciona muy bien. De hecho, incluso a abierto tres más en el último año, y cada vez tiene más clientela. Pese a que, como os decía, nosotros tenemos claramente definida nuestra vocación profesional y sabemos hacer lo que sabemos hacer, mi mujer se piensa que por ser banquero yo tengo que conocer aún muchas más cosas. Anoche se nos rompió la cerradura de la puerta del aparcamiento. Y no os podéis imaginar el enfado que se pilló la buena mujer porque yo no supe arreglar la cerradura. Pero vamos a ver, que a mí en la carrera no me enseñaron a abrir puertas rotas, y en el banco mucho menos. Ella decía que si yo sabía abrir la caja fuerte de la sucursal, cómo no iba a saber abrir la puerta rota del aparcamiento. Y eso no tiene nada que ver, como os estaréis imaginando, porque yo la caja fuerte la abra con contraseña y no está rota... Al final mi señora, tras echarme la bronca, me dejó llamar por teléfono a los cerrajeros baratos Zaragoza, que en media hora habían resuelto el problema con gran profesionalidad. Les dije que me dieran un cursillo acelerado para que la próxima vez mi mujer no se enfadara conmigo porque no sabía abrir cerraduras, pero me contestaron que ellos no daban cursos de eso. Es que María tiene unas cosas...

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